Con el verano llega la época de mayor número de desplazamientos de largo recorrido por carretera, ya que mucha gente aprovecha sus vacaciones para escapar de la ciudad, buscar un refugio en el que relajarse o visitar a la familia.
Pero también somos muchos los que continuamos nuestro trabajo o incluso aumentamos nuestra carga gracias a las vacaciones ajenas, por ejemplo, servicios de catering, transporte de pasajeros, transporte de alimentos, etc.
Conducir con mucho calor ¿puede afectar a la conducción?
Las altas temperaturas pueden condicionar nuestra situación al volante. Pueden hacer que te deshidrates y que tus reflejos se vean mermados hasta el punto de que tu tiempo de reacción aumente en una frenada de emergencia.
Cuando la temperatura exterior llega a los 39ºC, la Dirección General de Tráfico (DGT) advierte que determinadas zonas del vehículo pueden alcanzar los 70ºC de temperatura. Los reposacabezas serán la zona más caliente del vehículo, por lo que siempre se aconseja ventilar bien antes de comenzar la conducción, así lograremos evitar un golpe de calor y enfriar más rápido el habitáculo.
Lo ideal es mantener una temperatura entre 21 y 23 grados sin perder de vista que es probable que los ocupantes de los asientos traseros pasen algo más de calor (aunque, no nos engañemos, el conductor tiene preferencia). De ese modo, notaremos menos fatiga y mucha mayor comodidad.
¿Chanclas, prohibidas o desaconsejadas?
Según el artículo 18.1 del Reglamento General de Circulación, te pueden multar por conducir en chanclas porque “el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos”.
El calzado es muy importante porque nos permite manejar los pedales con seguridad. Nuestra recomendación es apostar por un calzado cómodo pero que sujete el pie completamente, de ese modo se evita el riesgo que la suela se quede enganchada en los pedales o de que se resbale al pisarlos.
Alimentación, hidratación y descansos.
A todos nos da el sueño después de una comida copiosa. Si tienes que conducir, procura que tus comidas sean ligeras y frescas, procura comer a menudo para no tener hambre, pero sin hartarte.
Descansa cada dos horas o 200 km en un lugar con sombra y aprovecha para hidratarte y ventilar renovando el aire del coche. Además, es conveniente que estires las piernas durante los descansos y actives la circulación de la sangre, camina un poco, te vendrá bien tanto para las piernas y espalda como para tu mente, también se relajará después de tanto tiempo con la atención fija en la carretera.
La forma que tiene tu cuerpo de defenderse de las altas temperaturas es el sudor. Por eso, es fundamental hidratarse adecuadamente cuando viajas, y más cuando llega el verano. Toma una bebida refrescante y, sobre todo, evita el alcohol, ya que provocará el efecto contrario y te deshidratará. Por supuesto, no la tomes mientras conduces, sino antes de emprender la marcha o cuando realices el descanso oportuno. Si estás acompañado, tu copiloto puede ayudarte ofreciéndote bebidas, sin que te despistes de lo verdaderamente importante.
Coche y carga en perfecto estado.
Parece evidente pero demasiada confianza puede jugarte una mala pasada.
Antes de realizar un viaje largo debes asegurarte de que el vehículo está en perfecto estado. Hay que empezar por tener el libro de mantenimiento al día. Es importante revisar los niveles: aceite, líquido refrigerante, líquido de dirección, líquido de frenos y líquido limpiaparabrisas.
No olvides el estado de tus neumáticos, vigila y controla la presión ya que de ellos depende el comportamiento del coche durante el trayecto y los diferentes estados de la calzada que puedas encontrarte.
Es importante no excedernos a la hora de cargar el vehículo. El mejor modo de hacerlo es respetar las áreas de visibilidad, tanto en los laterales como en la zona del maletero, y fijar todo de manera que no pueda moverse y provocarnos lesiones en caso de frenazo, aceleración o accidente.
Muchos de los consejos que os facilitamos son de sentido común, pero hay veces que estamos tan pendientes de tantas cosas, que las ganas de llegar a nuestro destino puedo impedir que nos aseguremos llegar.
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